Saca el pañuelo
sujetándolo con el índice y el pulgar.
Mantén el corazón alzado.
Un payaso entre mis sábanas.
Un payaso entre mis piernas.
Carcajadas.
Mantén el anular alzado.
Y es que me da igual
¿sabes?
me da igual.
Que vengas
y me asustes
y me claves esa carcajada
entre muslo y muslo
entre pecho y pecho
entre hoy
y hasta hoy.
Mantén el meñique alzado.
Qué cerca estás, qué adentro estás.
Con botones gigantes
y ese corazón plegable.
Y que me tires del pelo.
Por mala.
Payaso, payaso.
Payaso. Ah.
Me quedo muy quieta
para que te cueste menos encontrarme
y quitarme
todo.
Tan sólo te pido
que me dejes el recuerdo
de una tarde de feria
y tu mirándome
perverso
detrás de la cortina.
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