todos, con su expresión extasiada
balanceándose sobre mi cuerpo arqueado
cada uno de ellos, a los que conté sus lunares
y acaricié la sien.
a los que en sus ojos
busqué al anterior
en los que yo renacía,
diferente, nueva
intentando arrastrarme fuera de mis rincones
y ese beso, desnudando el recuerdo
suave, deslizándose por cada espalda
cuesta abajo
hasta llegar a sus nalgas, aprisionadas
aprisionándolos, a todos
guardándolos dentro de mi
y sus miradas, clavadas en mi
tan perdidas, con la mueca torcida
de quien roza con los dedos
por un segundo
para alejarse después
lenta, lentamente
hasta acurrucarse a mi lado.