los gatos
que pardos parpadean
entre las horas ciegas
pero no mudas
y me hablan,
me cuentan.
curvado el espinazo
hasta ver su cuerpo amanecer
la silueta de la fémina, exhausta
seductora ronronea
y me habla,
me cuenta.
quién es la cobarde
si sólo somos una.
y retorcida, en la alfombrilla
maúlla con angustia
como para oírse alta y clara
como para sentirse viva.
te vi cuando ya nadie podía verte;
entonces te conocí.