25 de julio de 2008

El recreo.



En realidad no me sorprende.
De (más) pequeña no imaginaba el gris cubriendo el cuerpo adulto, pero sí la curva de sus espaldas me atemorizaba, aunque sólo fuera un poco. Tan altos y tan pequeños. ¿En qué me convierto? 

Lo pienso.

Quizás se trate de una deformación (me respondo). Porque de (más) pequeña yo encajaba perfectamente dentro de mi cuerpo. No había huecos, vacíos, corrientes de aire gris en la memoria; (bueno, de acuerdo, tampoco es aconsejable tapiar ventanas, me digo).
Sí, es más, yo recuerdo que al crecer lloraba muchísimo. Las huesos se estiraban y mis piernas con ellos.
Y me digo que...

Cuando era (más) pequeña, siempre quise ser (menos) mayor.


15 de julio de 2008

Papá.




y que no hay nada más
mi princesa
que donde acabas tú
quizás empiece yo
para ser siempre
los dos. 

y que no hay nada más
mi princesa
donde muere tu miedo
nace mi abrazo
para sujetarte fuerte
muy, muy fuerte
a tu vida.

A ti.

Mi primera palabra.
Mi primer pérdida.
Mi primer recuerdo.


13 de julio de 2008

M I E D O




Sujétame.
Por favor, que se me traga el suelo.
Quédate cerca, métete dentro.
Por favor, que se me traga
el miedo.

9 de julio de 2008

Canción de cuna.



La chica se empeña en coser la herida
oscurecer las calles, cerrar y aún
supura
palpitante y quejosa
te me cruzas por casualidad
y me recuerdas tanto
a ti.

Y yo me empeño;
hundo la aguja
en la carne joven
de una ciudad que habla
una ciudad que se mece
por el mar.