11 de febrero de 2008

Esquina mental.

Con las manos suavemente iluminadas
como una fina seda sobre su piel
pincela el aire
inventando las curvas de ella.
Cae y se da cuenta;
le retiene la distancia y el miedo.
Le retiene la solidez de un cuerpo
denso y pesado
tras la puerta, escondido en la sombra
mezclándose con la negrura del lugar.
Se desliza entre los dedos
viscosa y fría
habitándote.



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