es como hundir la cabeza
entre el cálido almohadón
sentir los pies fríos rozarse
de nuevo la visión nublada
los ojos medio vacíos
o medio llenos
esa fiera inquieta
arañando las paredes
del esófago
tiritando de frío
en el ácido estómago
queriendo llamarte
por tu nombre
y apellido
queriéndote cerca
revuelta en llamas.
se me cae la fuerza
y me atraganto de pecados.
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