15 de diciembre de 2008

Prólogo I.




es como hundir la cabeza
entre el cálido almohadón
sentir los pies fríos rozarse
de nuevo la visión nublada
los ojos medio vacíos
o medio llenos

esa fiera inquieta
arañando las paredes
del esófago
tiritando de frío
en el ácido estómago

queriendo llamarte
por tu nombre
y apellido
queriéndote cerca
revuelta en llamas.

se me cae la fuerza
y me atraganto de pecados.



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