La ceguera debe ser
mi obviedad
y tan desapercibida
quizás porque gran parte del todo
es imaginación que yo misma alimento
y la realidad
se ahoga entre la oscuridad
sí,
tan ciega.
Tan, tan ciega.
Arroja mi libertad al mar.
Que se me anudó la vida
en el pecho.
Desaparece, desgraciado.
Y llévate nuestros días contigo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario