súbete a mis brazos
meciéndote en mi pecho
embarcación frágil
sobre el cuerpo embravecido
remolinos, corrientes
brillando las estrellas
sobre el cielo oscuro, mojado
oigo rugir el agua
enredándome el pelo
vaciaré los pulmones
en tu boca abierta
sobre tus labios fríos
te agarrarás a mis tobillos
como un náufrago moribundo
vomitando el agua
implorando oxígeno
trepando por mis piernas
arenosas
rebozándote en el sudor
nuestro, de los dos
y acabarás de nuevo
acomodado entre mis ramas
balanceándote
muy lento
te tocará la espuma de la ola
y respirarás la sal
estás dormido
y a salvo
en este desierto azul
ahora tan tranquilo
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