cada nota temblorosa
como una articulación retorciéndose
en lo alto del aullido
saturado de un dolor
casi invisible
como el límite muta
en puntos de partida
cometas, fugándose
desde donde puedas sentirme
hasta que, encarnada
en uno de tus gemidos
logres encontrarme
parpadean
las estrellas en tu cuerpo
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