Hubo una vez en la que aguanté la respiración
me hundí en el agua,
la recuerdo oscura
de color índigo
era noche, hacía frío
el agua pesa tanto
tanto
ese grito aún resuena, aún
caía y caía pero se filtra la luz dibujando figuraentre las corrientes respiro y no sé cómo, no sé dóndepequeños destellos a lo lejos
plateados los peces y tanto, tantísimo miedo
desde un océano conocidoy no respiraba por todos, por mis otras veces en las que me hundí
escribo desde el fondo
empezó a picarme todo
sentía mi piel ardiendo
me quemaba
dentro del agua, me quemaba
y grité
nada pasó
nada cambió ya descansas, en mi océano. la emoción es libre, y te subiste al cántaro. El aire.
El reloj se partió, astillándose el día
se abrieron las aguas
un cañón de aire me estalló en la cara
y latí tan fuerte
tan alto, que el mar enrojeció
y palpitó conmigo, con nosotros
el agua no pesa, las escamas no araña
y finalmente te toqué
con otro cuerpo, otra vida
y puedo sentarme en la orilla, por muy presente
que esté el gran blanco, en esta habitación
las sillas son mis salvavidas, el suelo sigue inestable
mi casa es líquida, pero ya no grito
en las que lo perdí todo
en las que me perdí, en las que recuerdo flotar
enredada entre las vestiduras, con los brazos extendidos
(como queriéndote alcanzar)
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