30 de septiembre de 2007

Contracción emocional.


Niebla.
Me escondo verticalmente expuesta
y cada lateral de mi cuerpo araña el aire
abriéndose paso.

Me cuesta, me cuesta, me cuesta encontrarme.
Me cuesta verme y no gustarme ni gustar
a esa chica-espejo.

Satisfactorio es...
Pausa, sigue. Respira, te abrazo.

Adoraría ver de nuevo
cómo coge color el dolor
(c, d; color, dolor. Alfabeto inteligente. Inteligencia decadente).

...para poder acusarlo de maligno y pesado; sí.


P
e
s
a
d
o

El vacío pesa mucho más que una multiplicación
elevada al infinito, de esa,
tu persona hiriente,
agujereándome a mordiscos toda la poca entereza que tengo
y tan bien disimulo, y repito que eso
es suficiente para acabar conmigo.

¡NO!
¿De qué sirve verme en el espejo?
¡Dime!
¿De qué sirve verme día tras día
si no sé quién narices se lleva mis manos a mi cara
para reducirla a una mueca escondida
tras 10 terroristas de encorbadísima columna?

Llorando, quejándose, llorando, quejándose.

Llorar y llover.
Practica las íes.


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