no os quiero
espinados en mis huesos
y los rincones más tiernos
de mi anatomía
que no,
que no os quiero
aunque siga durmiendo
en vuestro lado de la cama.
espinado el frío
que recubre el pálpito
cálido
de lo que un día
creamos
que no
que no te quiero
aunque aún hoy siga durmiendo
en tu lado de la cama.
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