Yo te moldeo
entre los dedos
y el barro
de los días.
Te esculpo con la boca
apuntando fuerte
con la lengua
al corazón.
Te arqueas
bajo mi mano
erizada, descompuesta
y tiemblas.
Yo te enciendo
a la vez que gradúo
al mismo tiempo te miro
y te me quedas
encallada
en el latido.
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