Una piel verde y húmeda
a ambos lados
el cuerpo extendido
sin fin.
Hoy nadie llora
con el pecho
y en los ojos
un espejo.
Yo me quedo
con tu peso y calor.
Claro, yo me quedo
celándome del sueño
que te ensordece el corazón.
Pero insisto,
que sí, que yo me quedo
y me quedaría otra vez
para que te acerques un poco
y decidas volver.
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